Todo aquello se desmoronaba al compás de la música. Los sonidos acaban dejándome aturdido por el suelo, mientras los cristales de puertas y ventanas revientan. Yo mantengo la calma pese a estar sufriendo una abducción de otros seres. El cigarrillo de marihuana que tengo en la oreja se queda en el aire, con una gravedad cero constante que permite que levite sin estar colocado ni loco.
Unas luces se proyectan en el suelo, crean círculos, circunferencias que se van moviendo cada vez mas rápido, tanto, que llegan al punto de absorber cualquier cosa visual hasta ir a tal límite de tragarse todo, y yo, envolverme en la nada.
Sid Trip
0 comentarios