viernes, febrero 06, 2015

Autorretratos bajo el efecto del LSD


Albert Hofmann, químico e intelectual suizo, primer científico en describir la estructura química de la quitina y haber sintetizado, ingerido y experimentado los efectos psicotrópicos del LSD, dijo que gracias a su experimentación con sustancias alucinógenas descubrió que no existe una, sino distintas realidades y cada una de ellas encierra una distinta conciencia del yo. Estas suposiciones lo alentaron a investigar más sobre el uso de la sustancia en el campo de la medicina y ayudar, así, a pacientes con problemas psicológicos.

Fue en los años cincuenta cuando el gobierno de Estados Unidos comenzó a realizar experimentos con alucinógenos en proyectos con fines militares y sociales. La página memolition muestra que en uno de estos, un artista fue encargado para crear autorretratos bajo los efectos de dicha droga; nueve autorretratos fueron creados durante ocho horas y los resultados son los siguientes:


Después de ingerir LSD el artista espera 25 minutos antes de dibujar en carboncillo su primer autorretrato, alegando que no sentía nada su dibujo, lo que es normal.


85 minutos después de la primer dosis y 20 después de la segunda, el artista estaba eufórico:

“Puedo ver con claridad, con tanta claridad. Esto… tú… es todo… Estoy teniendo problemas para controlar el lápiz. Parece querer seguir adelante”.

El dibujo conserva sombras y trazos parecidos al original, intenta mantener cierto realismo o por lo menos apegarse a la figura, pero ciertas líneas comienzan a salir de la cara del artista.


Dos horas y media después de la primer dosis, el artista está muy enfocado en su obra:

“Los contornos parecen normales, pero muy vivos; todo está cambiando de color. Mi mano debe seguir el grueso barrido de las líneas. Me siento como si mi consciencia se encontrara en la parte de mi cuerpo que ahora está activa; la mano, el codo… mi lengua”.

Su retrato es ahora muy diferente al primero, constituido exclusivamente por contornos, aunque la nariz y la boca aún tienen un trazo parecido al de los dibujos anteriores, este es un dibujo más simple.


Sólo dos minutos después del autorretrato anterior, el artista dibuja otro, dando la apariencia de una cara repetida; el dibujo muestra algo de movimiento, según el autor:

“Estoy intentando otro dibujo. Los contornos del modelo son normales, pero ahora los de mi dibujo no lo son. El contorno de mi mano es raro también. No es un muy buen dibujo, ¿o si? Me doy por vencido, lo intentaré de nuevo”.


Tres minutos después del dibujo anterior, el artista decide hacer un autorretrato con un sólo trazo. Antes de terminar, el paciente comienza a tener un ataque de risa y después se queda contemplando algo en el piso.


Dos horas y 45 minutos después de la primer dosis, y sólo a diez minutos del dibujo anterior, el artista se representa en una especie de dibujo abstracto, con líneas por todo el papel, diferentes tonos, colores y en muchas direcciones; también comienza a dibujar al temple. Responde lentamente y algunas cosas no son nada sino balbuceos:

“Yo soy… todo es… cambiado… están llamando… tu cara… entretejido… quién es…”, al final parece decir algo parecido a “gracias por los recuerdos”.


El paciente se detiene dos horas en las que observa sus manos y corre alrededor del cuarto antes de regresar a su trabajo. Repetidas veces el artista promete que este será su mejor dibujo. El paciente cambia a acuarela, su dibujo parece un astronauta o un hombre con casco y, al igual que el cuarto dibujo, éste da cierta impresión de movimiento debido a los trazos del perfil del artista, las líneas del cuerpo y las exteriores parecen ser parte de otra cosa, algo que el artista decide incluir en su obra.


Casi seis horas después de la primer dosis, el paciente continúa moviéndose alrededor del cuarto, tiene que pasar cerca de una hora para que vuelva a pintar, los efectos parecen haber disminuido o terminado:

“Puedo sentir mis rodillas otra vez, creo que está empezando a desaparecer. Este es un muy buen dibujo; este lápiz es muy difícil de mantener (sostiene un crayón)”.

Las líneas curvas crean la apariencia de una cara, esto parece indicar que, si bien el efecto no ha terminado, el paciente está por regresar a su estado anímico normal.


“No tengo nada que decir sobre este último dibujo, es malo y poco interesante, quiero ir a casa ahora”.

Después de ocho horas, fueron estas palabras con las que el experimento terminó, el paciente se encuentra en su cama, dibuja sin entusiasmo y dice que los efectos han terminado, exceptuando una ocasional distorsión de las caras de los doctores.

Este dibujo es muy parecido al primero, dando a entender que los efectos han terminado y la visión del paciente es igual a la de ocho horas atrás.

Daniel Morales
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